domingo, 24 de octubre de 2010

Yo no trabajo (o soy mantenida) Cap II


"Las señoras de”.


La mayoría de las mujeres extranjeras que viven e Nigeria han venido porque sus maridos trabajan acá. Así como también pololos o novios, como en mi caso. Pero somos 2 (de las que conozco)  en esa situación, porque casi todas están casadas.

Igual hay algunas solteras, que han querido venir a estas tierras salvajes, por decisión propia y por su cuenta a trabajar, generalmente en puestos culturales en los consulados. 

Y también, hay otras que no vinieron y prefirieron permanecer en la comodidad de lo conocido y “seguro” de sus hogares en distintas partes del mundo. Mientras sus maridos ganan las buenas lucas que vale aceptar un trabajo en este país tan especial. Así, mantienen en mejores condiciones a sus familias, y de paso, algunos de ellos, a una que otra amiguita Nigeriana.  

Aunque no es imposible, es bastante difícil para alguien que no ha llegado contratado por una empresa, conseguir un trabajo estando acá.  Nadie se viene “a la aventura”, ni siquiera de turista. Por esta razón, y porque el marido gana lo suficiente, casi ninguna de las “señoras de”, trabaja.  Se ocupan de la casa, de los empleados (nana y cocinero que generalmente ya tiene contemplado para ellos la empresa) de los niños y de las compras. No es poca pega, pensándolo bien. Pero aun hay aun mucho tiempo por ocupar, además de intentar llenar el espacio que deja la distancia de tus amigos y familiares en tu país de origen. 

Entonces es cuando hay que encontrar la forma de restablecer tu mundo personal, encontrar amistades y actividades.  ¿Que hace la madamme si tiene cocinero, nana, chofer?: hace SOCIALES.

Cuando estaba casi recién llegada, me topé en la fiesta que hacen los brasilero cada mes,  con la única pareja de chilenos que conocí acá. El me pregunto como me sentía, si me acostumbraba. Lo típico

“Un poco aburrida la verdad, pero bien en general”.
“Pero dile a mi señora que te inscriba en las clases de baile... ahí van, bailan, copuchean y lo pasan súper bien”
“Aaaahh gracias. Le voy a preguntar” – Le dije con sonrisa

Al ratito me encontraba en la terraza, con mi vodka tónica casi tibio en la mano y gotitas de calor en la espalda, buscando a la Chilena que bailaba y copuchaba, mientras rogaba que fuera danza afro.

No era afro, pero si algo entre aerobics y baile entretenido, y además decían que se pasaba bien.  

“Es una actividad que organiza el Grupo Iberoamericano, así que primero te voy a llevar al almuerzo mensual  para que conozcas al grupo” me dijo la compatriota, que es una de las que tenia marido y  la suerte de tener un trabajo esporádico.  Acepté feliz.  Era ese momento de la noche cuando casi todo parece interesante y a mí me costaba un poco más decir que no.

Fue así, como a los pocos días me encontraba metida  en un condominio (o compound como les gusta decirle, aunque estés hablando en español) en unos de los barrios más lujosos de Lagos, “Banana Island” .

El lugar era algo así como un oasis en medio de esta caótica ciudad, y el lugar elegido para comedor, era una especie de sala multiusos con bar, cancha de squatch  en la planta inferior, gimnasio completo a la derecha, salida directa a la piscina, todo esto  rodeado por palmeras y los arboles sin nombre de los que ya he hablado antes.

Al entrar ahí, me di cuenta que solo había mujeres.  Y recordé en un flash mental, las palabras del un Llolleino que vive en Lagos,  en una conversa por chat que tuvimos antes de venirme:  “bueno, yo puedo ayudarte a conseguir pega, si no quieres ser  del grupo de las “señoras de”.  Saliendo de este lapsus caminaba pensando lo ilusa al creer que quizás sería una reunión mixta, en lunes, a la 1 de la tarde.  JA. 

Colombianas, argentinas, mexicanas, españolas, venezolanas, cubana, boliviana y  chilena, eran los acentos que podía distinguir en este grupo de al menos 10 mujeres, de entre 25 y 60 años (más menos)

Después de ningún recibimiento, y de asegurarme mi copa de tinto (no entendí porque tenían sudafricano y no chileno, si acá se encuentra en el súper, y este era el grupo iberoamericano) empecé a observar a mis contertulias, distribuidas en grupitos de 3 o 4, sentadas en las mesas. Las caras de aburrimiento de algunas, me hacían pensar que estaban ahí por nada, para matar el tiempo, no sentirse solas,   o por una extraña especie de lealtad al hecho de que “hay que tener actividades”. Cada segundo que pasaba, me sentía una observadora salida de contexto. 

Puse en un plato un poquito de todo lo que había en el bufete y me instalé en una mesa con otras 4 chicas más una perra, hija de una de ellas. Mi foto con el animalito, fue MI monento de ese dia.


Después de haber contestado “soy de Santiago de Chile” unas 4 veces (nada mas) y de escuchar sobre las ultimas remodelaciones capilares de esta, de las maletas abiertas en el aeropuerto de esta otra,  de la embarazada que no quiere parir en Lagos y de los difícil que es volver  a Nigeria después de unas vacaciones en tu país, se me acercó una de las mayores, con acento entre venezolano y colombiano (siempre los confundo) y me entrego un montoncito de papeles:

“Acá esta la ficha de inscripción y algunas informaciones sobre el grupo. La membrecía cuesta N$4.000 (cuatro mil nairas, algo así como 12 lucas). Ser socia te da derecho a estar informada de todas las actividades que hacemos y a participar en ellas si quieres".

Empecé a mirar la ficha que había que llenar, mientras pensaba ya en que podría decirle “no gracias” a la Señora. Las nairas ya las veía en mejor destino, convertidas en 2 pares zapatos chinos de los que venden en el mercado.

Nombre: ____________________________
Apellido: ____________________________
Nombre del esposo: ___________________

NOMBRE DEL ESPOSO ¡!!???

Compañía para la que trabaja el esposo: ______________

COMPAÑÍA PARA LA QUE TRABAJA EL ESPOSO ¡!!!??

No sé si alguna de las chiquillas tuvo el privilegio de ver mis ojos desorbitados en ese momento, casi saliendo con resortes hacia la mesa. Después de la impresión, se me escapó un discreto “nombre del esposo??? " en lugar del gran WTF?! interno que tenia en esos momentos.

“Si no estás casada, ponlo igual… no importa” me dijo otra que estaba por ahí cerca parando la oreja  y que no tenía idea de todo lo que pasaba por mi mente en ese momento. 

“Eeehh si,  gracias”.
Y mientras escribía el nombre de mi esposo que no era mi esposo pero que daba lo mismo, como entre  risa y nervios, pensaba que ya no era capaz de decirles que no me interesaba formar parte del grupo. Pensaba que nunca participaría ni de las clases de costura, ni de cocina, menos en el baile anual, los jueves de canasta, tardes infantiles, almuerzos y tecitos. Como explicarles que aunque se notaban todas my  buena gente y súper bien organizadas,  que yo era floja pal ejercicio y no sabía jugar a la canasta, y que en definitiva prefería mil veces pasar mi tiempo escribiendo, o interactuando con mis amigos casi imaginarios, en twitter.

Como  tantas veces en la vida, dije si queriendo decir no, y pagué mi cuota recibiendo de vuelta la info que toda  “señora de”,  y también yo y ud. eventualmente, deberíamos saber viviendo en Lagos:

·         *Supermercados y lo que se puede encontrar en cada uno (es difícil encontrar de todo en uno solo)

·         *Bares y discotecas para salir a carretear (aparecía solo uno de todos en los que nos habíamos emborrachado con mi novio)

·         *Colegios, Clínicas, Consulados, Mall y galerías ,Cines

·         * Instrucciones sobre cómo regatear en los mercados

Ya inscrita oficialmente, empecé a recibir los correos con distintos contenidos:  ofertas de artículos para comprar (equipamiento de golf, sillas de guagua, coches de guagua, bicicleta de niños. Nada que me interesara) , aviso de las clases de baile, invitación a un café por el cumpleaños de alguna socia a las 11 am en el Alto las Condes local,  tecito mas tour por el hotel de moda y la infaltable Canasta semanal.

Hay que reconocer que el grupo “Ibero” en sus casi 20 años funcionando muy bien organizado, es una buena instancia para generar una red de contactos en condiciones como en las que estaba yo cuando llegué.  Además realizan beneficencia social, que tanto hace falta por estos lados, ayudando a centros para personas desposeídas con alimentos y ropaje. Pero a mí, que soy esquiva a las actividades extra programáticas y sociales, y al “aprovechar” el tiempo (suelo perderlo mucho)  en cosas “porque si”, me cuesta pertenecer a grupos como este.

Nunca confirme mi asistencia a nada. Hasta que un día me llamo por teléfono una de las autoridades del grupo,  para preguntarme porque no iba a la Canasta. Acaso me sentía tímida, o desanimada?  La encontré my considerada. Y le respondí con la verdad: 

“Lo que pasa es que yo no sé jugar”


sábado, 16 de octubre de 2010

COSAS QUE ME GUSTAN DE NIGERIA

La gente (negra)

Y digo negra, porque ¿qué es eso “de color”? las cosas por su nombre, yo soy blanca y ellos son negros. Ese es SU color. Y me gusta como son. Siempre he creído que la raza negra tiene cualidades con las cuales los blancos no hemos sido premiados.  Desde chica escuché a mi abuelo decir que corrían más rápido y eran más fuertes, mientras mi mamá reconocía que cantaban y bailaban más bonito. Esto me hizo formar una imagen de respeto y admiración interna que solo ahora, que soy la distinta entre ellos, puedo comprobar, lo muy distintos que son de nosotros, los entumecidos blancos.

Los rostros de los negros son absolutamente potentes. A primera vista uno pensaría que están enojados, que te miran feo, que son súper serios, pero no es así. Ellos no necesitan acudir a la sonrisa ni a otra expresión “hecha” para transmitir la belleza que yace en su interior y también en su exterior. Las líneas definidas, el ancho de sus ángulos,  sus ojos brillantes como lagos calmos de noche. En esta encuesta de la BBC http://news.bbc.co.uk/2/hi/3157570.stm, se afirma que la población nigeriana es la más feliz del mundo., además de ser rankeados como los que más disfrutan del sexo.. en el mundo!

Los nigerianos,  además, tienen marcas en su rostro, como tajitos hechos en las mejillas, junto a las sienes o a los costados de la boca. Marcas que fueron hechas al nacer o cuando niños, para diferenciar su origen y a que tribu pertenecían. Cuando te miran, por ejemplo, al  hacerles una foto, es raro que sonrían, solo están ahí ante ti con todo lo que son: exudando poder sobre sí y una aparente seguridad en medio del caos en el que (según yo) viven. Siempre con la espalda bien recta. Algunas veces no es difícil también ver el dolor reflejado en estas expresiones, un dolor antiguo, con el que cargan desde hace tantos siglos. Pero la dignidad supera estas sombras y cuando revisas sus imágenes, puedes que ellos sí que están conectados con la vida, con la tierra, como si realmente hubieran sido hechos del barro del creador. 


Las mujeres.

Nunca antes sentí tantas ganas de mirar a unas mujeres como a las nigerianas. Sus cuerpos son envidiables porque asi nacieron, ya que no creo que vayan al gimnasio. ¿De dónde? , si la mayoría de ellas apenas tiene para comer. (Mmm.. quizás es eso lo que las mantiene así.. pero tampoco, porque no lucen desnutridas). No hay caso, son estupendas porque si no más. Cómo no es fácil adivinarles la edad, no sé en qué momento de la vida empiezan a ponerse gordas y se transforman en “mammas”. Pero no es cuando empiezan a parir hijos La realidad es que hasta los 30 mas menos, varias chiquillas de cualquier barrio por ahí, podrían ser reclutadas para el  ”Africa´s next top model”: altura , cero grasa o celulitis, largas piernas, traseros levantados y estáticos (si no están bailando, claro) senos de tamaño decente, porque ellas no se ponen silicona. Además tienen cuellos largos, y encima de sus cabezas, lo único que no me gusta: son secas pa´ la peluca, la peluca lisa y bien negra, a veces con mechas rojas o rucias cobrizas. También he visto algunas con chasquillas postizas, pegadas desde el comienzo de la frente con pelotas de algo muy parecido al engrudo. Muy feo. Yo no sé si no les gusta su pelo, que siempre es crespo (afro) y  algunas lo llevan en nuditos que les dejan partes de la cabeza calvas. Otras se lo dejan largo y tuercen en forma de cordones muy bonitos. Parece que la disconformidad es una cosa intrínseca a los humanos:  la crespa quiere ser lisa, los blancos quieren verse mas morenos con ayuda del bronceado,  y mas allá de Michael Jackson, algunas  personas quieren también ser mas blancas, porque en la farmacia he visto productos para blanquear la piel, y parecen venderse bien.


Se ve que estas mujeres son decididas, “de armas tomar”, no sé si en el estricto sentido que conocemos de la expresión, pero de que tienen power, lo tienen y se les nota. Se ven, firmes, y serias, pero extrovertidas al 100% cuando la situación lo amerita. Como dirían por ahí “na de andar con lloriqueos aquí”. Si trabajan barriendo las calles, van a barrer las calles con su cabro más chico. No es raro verlas limpiando bandejones  y al  niño sentando a un lado, jugando con tierra. Creo que llevan al más pequeño, ya que acá se reproducen sin miedo y de seguro que no es el único hijo, pero si el que aun necesita estar con mas mamma. 


Cargan a sus críos en la espalda, cubiertos y afirmados  por una tela que amarran en su abdomen firmemente. Así como las bolivianas, pero con la diferencia de que acá caminan erguidas, mirando al frente como si el niño, en posición de koala, no les causara ningún peso ni molestia y, muchas veces , además,  llevan una fuente plástica grande sobre la cabeza, con lo que venden adentro: pan de molde, botellas con pócimas medicinales, frutas y otras mercaderías que aun son un misterio para mí. No tienen problema en levantar a los niños del suelo de un alita y asirlos a sus costillas o espaldas. Escenas como estas, que a muchas de nuestras abuelas podrían parecerles brutas, bruscas y “ay por dios mijita tenga más cuidado con el niño!” , me hacen sentir que para estar mujeres la maternidad es algo en lo que ni siquiera tienen que pensar. Es como “por defecto”, consecuencia del alto nivel de conexión que yo creo tienen con la vida. 


He visto ese nivel de conexión también a través de la forma en la que bailan, que es lo que a mí más me gusta y además, me motiva (la maternidad también, pero más me gustaría bailara como ellas, confieso). El ritmo, el latir, el pulso, se oyen en su interior con tanta fuerza, que las lleva a moverse sin ningún esfuerzo aparente. Al son de los tambores, e incluso de los xilófonos. Después de una noche de fiesta en un bar local, te preguntas “¿Quién es Shakira?” Hasta la chiquilla de la esquina baila mejor!  Me he sorprendido pensado en reclutar algunas nigerianas jóvenes, llevarlas a Chile y convertirme en la versión femenina y decente de Roberto Dueñas. Pero mejor que no. El orgullo y la dignidad de estas africanas es algo que no merece ser contaminado por los prejuicios y cochinadas de los conservadores, católicos y faranduleros del sur del mundo.



El Verde

El Parque  “Muri Okounla Park” , es  “EL” área verde de Lagos. Parte del proyecto de hermoseamiento impulsado por el gobernador Babatunde Fashola, y gestionado por su Ministerio del Medio ambiente, es un jardín de 10 x 2 cuadras, cerrado por rejas y que está abierto entre las 10:00 y las 17:00 hrs. Siempre paso por fuera y casi nunca anda nadie dentro.
A pesar de que el concepto de area verde aun es una idea que necesita ser desarrollada y es parte del crecimiento que espero tenga este país, el verde no escasea. La cuidad vive bajo los follajes de una variedad de arboles que yo nunca había visto, además de las palmeras que le dan ese toque tan alegre. Es así como uno se siente cubierto por  la paleta casi entera de este color . Además estos árboles desconocidos también tienen frutos desconocidos, que me recuerdan una de las cosas que me hacia más feliz en la infancia: ver las ciruelas aparecer, a principios de octubre en los ciruelos de mi casa. 


Se fuma poco.

 Para mis estadísticas, ver a solo una persona fumando en la calle, cuando sales todos los días y circulas al menos 1 hora arriba del auto, durante casi dos meses, es una muestra de que los nigerianos no fuman. Lo mismo pasa en los bares y restaurantes; aunque acá está permitido hasta fumar hasta en la cafetería que del supermercado, la gente no lo hace. O lo hacen muy poco. Cuando volvemos de una noche de bar o discoteca,  no traemos el insoportable olor a pucho en la ropa ni el pelo. Es muy agradable poder bailar , libres de humo y hasta disminuyen las ganas de fumar.
Nuestro amigo Nigeriano Tochocu (o TC) me dijo que quizás la gente acá fuma menos por el clima, tanto calor que hace que según él no dan ganas de fumar. Y de eso puedo dar fe ,porque ahora hay días en los que ni siquiera miro los cigarros.



Yo no trabajo (o soy mantenida) Cap. I

Introducción

Cuando tenía 12 años y vivía en Llo-lleo, mi pueblo, coleccionaba gomas de borrar. De todos los tamaños, colores y, lo más importante, olores. Las compraba en la tienda Village que estaba en la calle principal. Ahí pasaba casi todos los días después de hacer las compras que me encargaba mi mamá en la mañana. Porque yo iba al colegio en la tarde.  No crean que me hacia recortines del vuelto, no no no. Yo guardaba de las monedas que me daban mis abuelos cuando iban de visita. Era muy consciente del escaso presupuesto familiar.
Después vino el tiempo de los sobres y las esquelas. Ahí sí que iba más al Village. Mucho. Hasta el punto que la señora que atendía, y era además como la jefa en la tienda, me agarró cariño. Se llamaba Rosita.  Yo también agarré papa y le decía “tía Rosita”. Era una mujer bajita, de pelo corto negro y con algunas canas. Tenía una hija que estaba en mi colegio, era de las grandes, de enseñanza media, y los fines de semana trabajaba en la tienda. Siempre había personas ahí conversando con la tía Rosita, no necesariamente clientes, mientras ella hacia  paquetes de regalo de ese papel con rayas rojas, amarillas, azules. .. El papel de Village. Se acuerdan?.. A mí me encantaba mirar sus uñas largas pintadas de rosado tirado a fucsia, con pedacitos de scotch pegados y un poco sucias por el pegamento, y por el trabajo. Eso las hacia unas uñas no oficialmente sucias para mí.
Un día después de harto pensarlo, le ofrecí ayuda a la tía Rosita,  y así empecé a cortar papel, a hacer sobres, a ordenar, a pasar el plumero por las vitrinas, y ella me regalaba algunas esquelas y sobres a cambio.  Después derechamente yo quería estar detrás del mostrador atendiendo a la gente. Cuantas veces había jugado en mi casa a la verdulería, a la boutique, a la oficina. Siempre con gente imaginaria, porque a mí me gustaba ser la vendedora y nadie quería jugar conmigo por eso.
Un día le pedí pega. Y ella me dijo que estaba muy chiquitita todavía. Yo le dije que no importaba, que no me pagaran. Y era cierto. Yo solo quería cumplir mi sueño.  Ya para  la navidad del 92, fui considerada lo suficientemente grande y pude ocupar mi lugar tras ese mostrador de vidrio. Y si mal no recuerdo, me pagaban y ya no con esquelitas.
Desde ese momento el trabajo en mi vida es algo fundamental. Y agradezco a las condiciones familiares de esos tiempos, que me hicieron una cabra independiente y autosuficiente. Jamás nadie me dijo que trabajara. Mis derechos de niña eran respetados. Pero yo era agrandada. Desde Village siempre he buscado (y encontrado)  el trabajo: promotora de súper, repartidora de volantes, extra de telenovelas, garzona, vendedora de tienda, anfitriona de eventos, funcionaria de Bienes Raíces, secretaria y asistente.  Y he tenido la suerte  de no estar más de 1 mes desempleada.
Pero ahora es la excepción.  Estoy sin trabajar hace casi 2 meses porque para venirme a Nigeria, renuncie a la pega que tenía en Santiago.  Fue así como pase de ser la que tenia excelente fortuna laboral y pésima en lo amoroso, a encontrar el tan anhelado compañero casi adentro de una Corín Tellado, que me llevaría a tierras lejanas donde yo no necesitaría trabajar.
Para muchas personas (hombres también, ojo) este sería el final feliz, algo para lo cual se han estado preparando desde niñas. El sueño dorado de encontrar un hombre que te ame, y más encima, supla tus necesidades materiales. He escuchado a algunas congéneres pedirlo en voz alta.  “Me gustaría ser mantenida”. Pero para mí, esta nunca ha sido una opción a la cual aspirar. Así que el “detallito” de que no era seguro que tuviera pega acá en Nigeria, y que no me preocupara por el dinero, me atormentó desde el primer momento. Lesa yo. Ven que hay que aprovechar las oportunidades de la vida. Pero así soy: nunca he deseado dejar de trabajar para ser más feliz. Y no se trata solamente de la plata. Aunque necesito ocupar mi tiempo para generar mi autonomía económica, esto tiene que ver con algo más que dinero.
El origen de esta aversión al ser “provista”  (eso que hace el macho proveedor), se puede remitir a distintos pasajes del mapa mental-psico-emo de algunas mujeres. Primero se me ocurre todo lo relacionado directamente con el dinero:
No deseas este tipo de situaciones en tu vida (miedo a perder tu “libertad de adquisición”): estas con tu pareja en el súper y ves unos tazones para el café, con animales estampados y  te dan ganas de comprarlos. Pero el dinero para pagar el súper lo tiene el.  Te le acercas  con una voz que te hace sonar ridículamente menor de lo que eres, y le dices: “mira que lindas tacitas mi amor! La de perrito para ti y la de gatito para mí. Llevémoslas? “ Y el te mira con una cara que te hace sentir tan pelotuda y te dice: “No, no quiero comprar ese tipo de cosas, no tiene sentido, ya tenemos tazas”. Como eres digna y te mueres de la plancha, las devuelves al lugar. En realidad el tiene razón pero que ganas de haberlas comprado solo porque te gustaron, para alegrar el desayuno. Pero sin dinero, no puedes.
Traumas familiares: antiguamente, que la mujer se quedara en casa cuidando los críos, cocinando y limpiando, era la regla. Las que trabajaban fuera, con sueldo, eran la excepción. Recuerdo haber escuchado a mi abuela, diciendo “Si hasta para una par de medias tengo que pedirle a él. Que error es no haberme puesto a trabajar siendo más joven. Si tuviera mi platita sería tan distinta la cosa”.. Yo no creo que mi abuela no haya sabido hacerse recortes para tener para estos momentos.  Me imagino que era tan poco pilla,  que por eso no lo hacía.
Querer tener poder en la relación: total, si se el proveedor pone muy pesado, amenazas con mandarte a cambiar no mas, no a la casa de tu mama, sino que a un departamento que puedes conseguir, viste que para eso trabajas..
Masoquismo:  La mujer en el fondo de su ser quiere ser mantenida, pero se quiere hacer la chora y se aguanta. Trabaja, aunque no tiene necesidad, ni ganas. Este es un caso que requiere de atención psiquiátrica.
Pero yo lo  miro, mas allá desde las necesidades materiales, lo miro desde el lugar de la mujer  como persona, como ser humano. Para que andamos con cosas: la mujer es la que se embaraza por lo tanto la que se queda en casa con los niños. Es casi una cosa lógica. Pero, si bien la naturaleza dotó  a la mujer con el maravilloso privilegio de ser el ente principal en el proceso de perpetuación de la especie (ejem), este no tiene porque eximirla ni privara de participar en otras tareas productivas de la sociedad, y que además entreguen beneficios económicos.  A parte de útero, también tenemos una mente pensante, creativa,  manos, y voz, y pies. (y no digo cuerpo, para que no se malinterprete)
Es verdad que muchas mujeres sienten que su máxima realización en la vida se concretará con el proceso de la maternidad: embarazo, parto, crianza. Pero yo no acepto que no haya algo más que eso para mi vida. Porque estamos hablando de un proceso natural, que pasa por nosotras, del cual somos agentes, pero que no nos da la identidad ni el desarrollo personal. Hay más. Y aunque yo aun no tengo hijos, esto de estar en la casa, haciendo casi nada más que escribir este blog, me da tiempo para pensar que no quiero ser la señora que tiene las guaguas, las cría y después cuando estos ya son adultos y se van, no tiene una vida propia.  

Pero la realidad de hoy (la unica que existe) es que tengo TODO el tiempo del mundo libre. SI, soy dueña de casa pero hasta por ahi no mas, porque tampoco tengo que hacer las tareas domésticas. "Disfruta" me dicen, pero me cuesta, pienso y pienso en como hacer cada cosa una historia. Asi que ya vendran mas capitulos de como vivo esta etapa "Yo no trabajo (o soy mantenida)

viernes, 1 de octubre de 2010

¿ Donde me vine a meter ?

Como podría yo hacerle justicia con mis descripciones, a un país cuyo presidente se llama Buenasuerte Juan? O para que se ubique ud. mejor,  Goodluck Jonathan. Y no al revés como la lógica alegaría.

Les digo que estaré siempre hablando de Nigeria desde el asombro, la curiosidad y la occidentalidad. Porque aunque es parte de occidente, esto es esencialmente África y eso la  hace harina de otro costal.
Las dos primeras semanas,  cuando me preguntaban cómo era esta ciudad, Lagos, yo les decía “es como viña pero con 10 millones de habitantes”.  Pido disculpas públicas, ya que eso no es cierto. Mentí por ignorancia.  Con una superficie de 1000 kms2, según el censo de 2006, era habitada por 8 millones de personas, que llegaban al mundo en cantidades de 275.000 por año. Por lo que he escuchado,  hoy estaríamos siendo más de 15 millones los que compartimos aire acá.
Lagos tiene 3 puertos, 2 lagunas, 3 islas (yo vivo en Victoria Island) y unas ricas playas Algunas publicas y otras privadas.  Pero es harto más grande que Viña. Las islas son como las comunas y están conectadas por 3 grandes puentes. Cuando uno conoce gente y le preguntas donde viven, las respuestas posibles son: Victoria Island (Las Condes) Ikoyi (Providencia, Ñuñoa,) y Lekki (Vitacura, Barnechea). Nunca he escuchado que alguien viva en Lagos continental , también conocido como el Mainland y que es la papa misma, el verdadero Lagos, algo así como Santiago Centro, Patronato, la Florida, San Miguel y Maipú todo en un mismo lugar y mezclado.
Hasta el 91 Lagos fue la capital, pero no sé bien que pasó porque ahora no lo es más. De todas formas, es la cuidad mas prospera del país, con el “mejor nivel de vida” según wiki. Yo diría, con “el mejor desequilibrio entre niveles de vida”. Porque así como se destapan casi solas las botellas de champaña en la naitlife, muchos que trabajan duro, no ganan ni el cuarto del sueldo mínimo Chilensis. Los bancos, son lo que las farmacias en Chile: hay al menos 3 por calle corta y más de diez por calle larga. En serio parece que es el único indicio de que este es un país súper rico por su petróleo, ya que gran parte de la población no tiene acceso al agua potable ni electricidad durante todo el día. Acá en los concursos de las multitiendas, la radio y la tele, te regalan generadores y viajes a ver al Manchester en UK
Si bien las obras viales importantes, como un par de “costaneras” y los puentes tienen buena pinta, alumbrado en la noche y se mantienen en condiciones “decentes” (dixit wiki), el resto de las calles tienen más eventos que la Angie Alvarado. Es más, creo que la mayoría de las calles chicas no está pavimentada, y eso me afecta al punto de querer de vomitar. No existen las veredas como tales, solo un espacio entre la calle misma y los estacionamientos, para caminar prácticamente esquivando a los autos. Los semáforos también son escasísimos; (en un mes no he visto más de 5). Para cruzar la calle hay que tirarse no más, y eso a mí me dio susto la primera vez que quise ir sola a la galería del frente. Me devolví a la casa sintiéndome una blanca penca y poco osada.


Moverse en el paisaje anterior, es una aventura. El sistema público tiene micros parecidas a los transantiago chicos. Se llaman LAGBUS, son rojos y escasos. También están los furgones como de transporte escolar, amarillos, blancos o grises. Esos son los más usados y avanzan con la puerta de atrás abierta. Me imagino para capear el calor.  Pero mis favoritos son los tuk tuk, (así se le dice en Asia a estos autitos de 3 ruedas y semi redondos). Son originales de la india, y acá tienen otro nombre, que no me lo sé.  También hay taxis, sin taxímetro.  Y por último, tenemos a la  recientemente prohibida OKADA: una moto que avanza rauda entre la multitud de autos, llevando como máximo 2 pasajeros más el conductor, todos con su respectivo casco. Aunque hace como 3 meses fueron prohibidas por protagonizar muchos accidentes, la okada sigue siendo el medio de transporte preferido por los Lagosenses. Subirme a una es mi próximo desafío.
 El taco es pan de todo el día. Se suman la cantidad de autos a las pésimas condiciones de las calles. El otro día tenía que ir, póngase usted de Manuel Montt a Los Leones, eran las 4 de la tarde, y estuve 1:30 en el camino. Moviéndonos de a 3 metros por vez. A falta de veredas, el “go slow” es el escenario del comercio ambulante. Mientras uno está ahí con cara de poto en el taco (cada uno lo sobrelleva como puede), desfilan por la ventana un sinnúmero de hombres vendiendo desde tarjetas de celulares, hasta tapas para wáter. Libros, revistas, relojes, maquinitas de ejercicio, bebidas, y así.  Se te pegan en la ventana, mostrando su producto, insistentemente, y ahí se quedan al menos 2 minutos. Uno quiere mirar, todo el rato, pero como que da lata porque ellos se ilusionan y mas insisten porque creen que les vas a comprar. Lo que más  me da impotencia es cuando pasan con revistas tipo Glaomour, o de farandula local, porque quiero mirarlas pero no me atrevo.


Como casi no existen semáforos, ni señalizaciones del tránsito, (al menos no las he visto, y si hay nadie las respeta) el sistema que existe en las calles es un entramado que los conductores tienen de alguna forma metido en su cabeza, y que los ayuda a manejar dentro de esta selva sin morir en el intento.  Los autos andan puro tocando la bocina para avisar a los otros que allá van y que van a pasar no más. A veces se puede ver a algunas chiquillas tipo policías dirigiendo el transito en las zonas “complicadas”. Una de ellas me ayudo a cumplir mi sueño de cruzar la calle hacia la galería que hay al frente de donde vivimos. “Help me my sister” le dije, y ella paro los autos para que yo pasara.
Aunque el concepto citadino (no digo urbano porque ya es un cliché) acá no tiene nada que ver con los que hemos vivido la mayoría de nosotros (te incluyo, querid@ lector@) y aunque extraño poder caminar con libertad por Providencia, el Centro o algún parque de Santiago estoy disfrutando de  Lagos: una ciudad  viva, colorida y contaminada, que se mueve al ritmo de las bocinas locas y del vaivén de sus palmeras.