jueves, 19 de mayo de 2011

VOLVER

Cuando pensamos en viajar inmediatamente se nos viene a la cabeza un avión, una carretera, un auto veloz, incluso una micro que nos lleve a lugares cercanos de nuestra ciudad que aún no hemos visto; pensamos en movernos del lugar en el que estamos frecuentemente, el espacio conocido. Es la idea del movimiento, del estar en y ver otros lugares que solo hemos mirado en revistas, libros (aunque sea los del colegio y que se nos quedaron grabados por ahí) o en las promos de las multitiendas que nos invitan a endeudarnos para ir al Caribe. También nos gustaría conocer a las personas que están estacionadas allí, quizás con los mismos deseos de movimiento que nos llevaron a encontrarnos con ellos en sus propios espacios.

Yo tuve la maravillosa posibilidad de satisfacer mis ganas de moverme de mi país, y más encima acompañada y acompañando, a mi pareja. Y como ya les he contado en los post anteriores, conocí muchos lugares, personas y experimenté la extraordinaria sensación de estar muy lejos y en escenarios y escenas totalmente distintas a las que estaba acostumbrada.

Nigeria y los Nigerianos, India y los indios, España y los españoles, Italia y los italianos, despertaron en mi (más que dejar) una huella interna, que me imagino ya estaban ahí marcada, porque todos tenemos un fondo para casos de viaje, como una previa preparación ya que como seres humanos pertenecemos al mundo y lo llevamos dentro de nosotros.

Ahora he regresado, ya no acompañada de otra persona, pero sí con mi maleta más vacía y mi interior más lleno. He vuelto a Santiago, a la cuidad que más me ha gustado de todo lo que he vivido.




Y vengo a continuar el viaje, el viaje más importante que un ser humano puede ser, que es el de permanecer con uno mismo, verse y recorrerse, encontrar nuestros lugares que aun no conocemos, y re-conocerlos, saber que son nuestros y aceptarlos, darse cuenta que nuestro camino está un poco ya dentro de nosotros mismos, y que tenemos otra vez la oportunidad de cambiar.

Si ustedes pensaban que este era un blog de viajes, bueno, pueden seguir pensándolo, porque voy a seguir hablando de lo que me sorprende de mí, de la gente que está a mi alrededor, de cómo se cruzan, se reflejan o se juntan paralelamente nuestros caminos.

Por qué no salir a caminar y maravillarse con las calles tan lindas que tiene nuestra ciudad, y las otras ciudades también, porque Santiago no es Chile y porque Chile es Maravilloso, y es el país en el que me tocó nacer, y eso no es una casualidad.