sábado, 16 de octubre de 2010

COSAS QUE ME GUSTAN DE NIGERIA

La gente (negra)

Y digo negra, porque ¿qué es eso “de color”? las cosas por su nombre, yo soy blanca y ellos son negros. Ese es SU color. Y me gusta como son. Siempre he creído que la raza negra tiene cualidades con las cuales los blancos no hemos sido premiados.  Desde chica escuché a mi abuelo decir que corrían más rápido y eran más fuertes, mientras mi mamá reconocía que cantaban y bailaban más bonito. Esto me hizo formar una imagen de respeto y admiración interna que solo ahora, que soy la distinta entre ellos, puedo comprobar, lo muy distintos que son de nosotros, los entumecidos blancos.

Los rostros de los negros son absolutamente potentes. A primera vista uno pensaría que están enojados, que te miran feo, que son súper serios, pero no es así. Ellos no necesitan acudir a la sonrisa ni a otra expresión “hecha” para transmitir la belleza que yace en su interior y también en su exterior. Las líneas definidas, el ancho de sus ángulos,  sus ojos brillantes como lagos calmos de noche. En esta encuesta de la BBC http://news.bbc.co.uk/2/hi/3157570.stm, se afirma que la población nigeriana es la más feliz del mundo., además de ser rankeados como los que más disfrutan del sexo.. en el mundo!

Los nigerianos,  además, tienen marcas en su rostro, como tajitos hechos en las mejillas, junto a las sienes o a los costados de la boca. Marcas que fueron hechas al nacer o cuando niños, para diferenciar su origen y a que tribu pertenecían. Cuando te miran, por ejemplo, al  hacerles una foto, es raro que sonrían, solo están ahí ante ti con todo lo que son: exudando poder sobre sí y una aparente seguridad en medio del caos en el que (según yo) viven. Siempre con la espalda bien recta. Algunas veces no es difícil también ver el dolor reflejado en estas expresiones, un dolor antiguo, con el que cargan desde hace tantos siglos. Pero la dignidad supera estas sombras y cuando revisas sus imágenes, puedes que ellos sí que están conectados con la vida, con la tierra, como si realmente hubieran sido hechos del barro del creador. 


Las mujeres.

Nunca antes sentí tantas ganas de mirar a unas mujeres como a las nigerianas. Sus cuerpos son envidiables porque asi nacieron, ya que no creo que vayan al gimnasio. ¿De dónde? , si la mayoría de ellas apenas tiene para comer. (Mmm.. quizás es eso lo que las mantiene así.. pero tampoco, porque no lucen desnutridas). No hay caso, son estupendas porque si no más. Cómo no es fácil adivinarles la edad, no sé en qué momento de la vida empiezan a ponerse gordas y se transforman en “mammas”. Pero no es cuando empiezan a parir hijos La realidad es que hasta los 30 mas menos, varias chiquillas de cualquier barrio por ahí, podrían ser reclutadas para el  ”Africa´s next top model”: altura , cero grasa o celulitis, largas piernas, traseros levantados y estáticos (si no están bailando, claro) senos de tamaño decente, porque ellas no se ponen silicona. Además tienen cuellos largos, y encima de sus cabezas, lo único que no me gusta: son secas pa´ la peluca, la peluca lisa y bien negra, a veces con mechas rojas o rucias cobrizas. También he visto algunas con chasquillas postizas, pegadas desde el comienzo de la frente con pelotas de algo muy parecido al engrudo. Muy feo. Yo no sé si no les gusta su pelo, que siempre es crespo (afro) y  algunas lo llevan en nuditos que les dejan partes de la cabeza calvas. Otras se lo dejan largo y tuercen en forma de cordones muy bonitos. Parece que la disconformidad es una cosa intrínseca a los humanos:  la crespa quiere ser lisa, los blancos quieren verse mas morenos con ayuda del bronceado,  y mas allá de Michael Jackson, algunas  personas quieren también ser mas blancas, porque en la farmacia he visto productos para blanquear la piel, y parecen venderse bien.


Se ve que estas mujeres son decididas, “de armas tomar”, no sé si en el estricto sentido que conocemos de la expresión, pero de que tienen power, lo tienen y se les nota. Se ven, firmes, y serias, pero extrovertidas al 100% cuando la situación lo amerita. Como dirían por ahí “na de andar con lloriqueos aquí”. Si trabajan barriendo las calles, van a barrer las calles con su cabro más chico. No es raro verlas limpiando bandejones  y al  niño sentando a un lado, jugando con tierra. Creo que llevan al más pequeño, ya que acá se reproducen sin miedo y de seguro que no es el único hijo, pero si el que aun necesita estar con mas mamma. 


Cargan a sus críos en la espalda, cubiertos y afirmados  por una tela que amarran en su abdomen firmemente. Así como las bolivianas, pero con la diferencia de que acá caminan erguidas, mirando al frente como si el niño, en posición de koala, no les causara ningún peso ni molestia y, muchas veces , además,  llevan una fuente plástica grande sobre la cabeza, con lo que venden adentro: pan de molde, botellas con pócimas medicinales, frutas y otras mercaderías que aun son un misterio para mí. No tienen problema en levantar a los niños del suelo de un alita y asirlos a sus costillas o espaldas. Escenas como estas, que a muchas de nuestras abuelas podrían parecerles brutas, bruscas y “ay por dios mijita tenga más cuidado con el niño!” , me hacen sentir que para estar mujeres la maternidad es algo en lo que ni siquiera tienen que pensar. Es como “por defecto”, consecuencia del alto nivel de conexión que yo creo tienen con la vida. 


He visto ese nivel de conexión también a través de la forma en la que bailan, que es lo que a mí más me gusta y además, me motiva (la maternidad también, pero más me gustaría bailara como ellas, confieso). El ritmo, el latir, el pulso, se oyen en su interior con tanta fuerza, que las lleva a moverse sin ningún esfuerzo aparente. Al son de los tambores, e incluso de los xilófonos. Después de una noche de fiesta en un bar local, te preguntas “¿Quién es Shakira?” Hasta la chiquilla de la esquina baila mejor!  Me he sorprendido pensado en reclutar algunas nigerianas jóvenes, llevarlas a Chile y convertirme en la versión femenina y decente de Roberto Dueñas. Pero mejor que no. El orgullo y la dignidad de estas africanas es algo que no merece ser contaminado por los prejuicios y cochinadas de los conservadores, católicos y faranduleros del sur del mundo.



El Verde

El Parque  “Muri Okounla Park” , es  “EL” área verde de Lagos. Parte del proyecto de hermoseamiento impulsado por el gobernador Babatunde Fashola, y gestionado por su Ministerio del Medio ambiente, es un jardín de 10 x 2 cuadras, cerrado por rejas y que está abierto entre las 10:00 y las 17:00 hrs. Siempre paso por fuera y casi nunca anda nadie dentro.
A pesar de que el concepto de area verde aun es una idea que necesita ser desarrollada y es parte del crecimiento que espero tenga este país, el verde no escasea. La cuidad vive bajo los follajes de una variedad de arboles que yo nunca había visto, además de las palmeras que le dan ese toque tan alegre. Es así como uno se siente cubierto por  la paleta casi entera de este color . Además estos árboles desconocidos también tienen frutos desconocidos, que me recuerdan una de las cosas que me hacia más feliz en la infancia: ver las ciruelas aparecer, a principios de octubre en los ciruelos de mi casa. 


Se fuma poco.

 Para mis estadísticas, ver a solo una persona fumando en la calle, cuando sales todos los días y circulas al menos 1 hora arriba del auto, durante casi dos meses, es una muestra de que los nigerianos no fuman. Lo mismo pasa en los bares y restaurantes; aunque acá está permitido hasta fumar hasta en la cafetería que del supermercado, la gente no lo hace. O lo hacen muy poco. Cuando volvemos de una noche de bar o discoteca,  no traemos el insoportable olor a pucho en la ropa ni el pelo. Es muy agradable poder bailar , libres de humo y hasta disminuyen las ganas de fumar.
Nuestro amigo Nigeriano Tochocu (o TC) me dijo que quizás la gente acá fuma menos por el clima, tanto calor que hace que según él no dan ganas de fumar. Y de eso puedo dar fe ,porque ahora hay días en los que ni siquiera miro los cigarros.



Yo no trabajo (o soy mantenida) Cap. I

Introducción

Cuando tenía 12 años y vivía en Llo-lleo, mi pueblo, coleccionaba gomas de borrar. De todos los tamaños, colores y, lo más importante, olores. Las compraba en la tienda Village que estaba en la calle principal. Ahí pasaba casi todos los días después de hacer las compras que me encargaba mi mamá en la mañana. Porque yo iba al colegio en la tarde.  No crean que me hacia recortines del vuelto, no no no. Yo guardaba de las monedas que me daban mis abuelos cuando iban de visita. Era muy consciente del escaso presupuesto familiar.
Después vino el tiempo de los sobres y las esquelas. Ahí sí que iba más al Village. Mucho. Hasta el punto que la señora que atendía, y era además como la jefa en la tienda, me agarró cariño. Se llamaba Rosita.  Yo también agarré papa y le decía “tía Rosita”. Era una mujer bajita, de pelo corto negro y con algunas canas. Tenía una hija que estaba en mi colegio, era de las grandes, de enseñanza media, y los fines de semana trabajaba en la tienda. Siempre había personas ahí conversando con la tía Rosita, no necesariamente clientes, mientras ella hacia  paquetes de regalo de ese papel con rayas rojas, amarillas, azules. .. El papel de Village. Se acuerdan?.. A mí me encantaba mirar sus uñas largas pintadas de rosado tirado a fucsia, con pedacitos de scotch pegados y un poco sucias por el pegamento, y por el trabajo. Eso las hacia unas uñas no oficialmente sucias para mí.
Un día después de harto pensarlo, le ofrecí ayuda a la tía Rosita,  y así empecé a cortar papel, a hacer sobres, a ordenar, a pasar el plumero por las vitrinas, y ella me regalaba algunas esquelas y sobres a cambio.  Después derechamente yo quería estar detrás del mostrador atendiendo a la gente. Cuantas veces había jugado en mi casa a la verdulería, a la boutique, a la oficina. Siempre con gente imaginaria, porque a mí me gustaba ser la vendedora y nadie quería jugar conmigo por eso.
Un día le pedí pega. Y ella me dijo que estaba muy chiquitita todavía. Yo le dije que no importaba, que no me pagaran. Y era cierto. Yo solo quería cumplir mi sueño.  Ya para  la navidad del 92, fui considerada lo suficientemente grande y pude ocupar mi lugar tras ese mostrador de vidrio. Y si mal no recuerdo, me pagaban y ya no con esquelitas.
Desde ese momento el trabajo en mi vida es algo fundamental. Y agradezco a las condiciones familiares de esos tiempos, que me hicieron una cabra independiente y autosuficiente. Jamás nadie me dijo que trabajara. Mis derechos de niña eran respetados. Pero yo era agrandada. Desde Village siempre he buscado (y encontrado)  el trabajo: promotora de súper, repartidora de volantes, extra de telenovelas, garzona, vendedora de tienda, anfitriona de eventos, funcionaria de Bienes Raíces, secretaria y asistente.  Y he tenido la suerte  de no estar más de 1 mes desempleada.
Pero ahora es la excepción.  Estoy sin trabajar hace casi 2 meses porque para venirme a Nigeria, renuncie a la pega que tenía en Santiago.  Fue así como pase de ser la que tenia excelente fortuna laboral y pésima en lo amoroso, a encontrar el tan anhelado compañero casi adentro de una Corín Tellado, que me llevaría a tierras lejanas donde yo no necesitaría trabajar.
Para muchas personas (hombres también, ojo) este sería el final feliz, algo para lo cual se han estado preparando desde niñas. El sueño dorado de encontrar un hombre que te ame, y más encima, supla tus necesidades materiales. He escuchado a algunas congéneres pedirlo en voz alta.  “Me gustaría ser mantenida”. Pero para mí, esta nunca ha sido una opción a la cual aspirar. Así que el “detallito” de que no era seguro que tuviera pega acá en Nigeria, y que no me preocupara por el dinero, me atormentó desde el primer momento. Lesa yo. Ven que hay que aprovechar las oportunidades de la vida. Pero así soy: nunca he deseado dejar de trabajar para ser más feliz. Y no se trata solamente de la plata. Aunque necesito ocupar mi tiempo para generar mi autonomía económica, esto tiene que ver con algo más que dinero.
El origen de esta aversión al ser “provista”  (eso que hace el macho proveedor), se puede remitir a distintos pasajes del mapa mental-psico-emo de algunas mujeres. Primero se me ocurre todo lo relacionado directamente con el dinero:
No deseas este tipo de situaciones en tu vida (miedo a perder tu “libertad de adquisición”): estas con tu pareja en el súper y ves unos tazones para el café, con animales estampados y  te dan ganas de comprarlos. Pero el dinero para pagar el súper lo tiene el.  Te le acercas  con una voz que te hace sonar ridículamente menor de lo que eres, y le dices: “mira que lindas tacitas mi amor! La de perrito para ti y la de gatito para mí. Llevémoslas? “ Y el te mira con una cara que te hace sentir tan pelotuda y te dice: “No, no quiero comprar ese tipo de cosas, no tiene sentido, ya tenemos tazas”. Como eres digna y te mueres de la plancha, las devuelves al lugar. En realidad el tiene razón pero que ganas de haberlas comprado solo porque te gustaron, para alegrar el desayuno. Pero sin dinero, no puedes.
Traumas familiares: antiguamente, que la mujer se quedara en casa cuidando los críos, cocinando y limpiando, era la regla. Las que trabajaban fuera, con sueldo, eran la excepción. Recuerdo haber escuchado a mi abuela, diciendo “Si hasta para una par de medias tengo que pedirle a él. Que error es no haberme puesto a trabajar siendo más joven. Si tuviera mi platita sería tan distinta la cosa”.. Yo no creo que mi abuela no haya sabido hacerse recortes para tener para estos momentos.  Me imagino que era tan poco pilla,  que por eso no lo hacía.
Querer tener poder en la relación: total, si se el proveedor pone muy pesado, amenazas con mandarte a cambiar no mas, no a la casa de tu mama, sino que a un departamento que puedes conseguir, viste que para eso trabajas..
Masoquismo:  La mujer en el fondo de su ser quiere ser mantenida, pero se quiere hacer la chora y se aguanta. Trabaja, aunque no tiene necesidad, ni ganas. Este es un caso que requiere de atención psiquiátrica.
Pero yo lo  miro, mas allá desde las necesidades materiales, lo miro desde el lugar de la mujer  como persona, como ser humano. Para que andamos con cosas: la mujer es la que se embaraza por lo tanto la que se queda en casa con los niños. Es casi una cosa lógica. Pero, si bien la naturaleza dotó  a la mujer con el maravilloso privilegio de ser el ente principal en el proceso de perpetuación de la especie (ejem), este no tiene porque eximirla ni privara de participar en otras tareas productivas de la sociedad, y que además entreguen beneficios económicos.  A parte de útero, también tenemos una mente pensante, creativa,  manos, y voz, y pies. (y no digo cuerpo, para que no se malinterprete)
Es verdad que muchas mujeres sienten que su máxima realización en la vida se concretará con el proceso de la maternidad: embarazo, parto, crianza. Pero yo no acepto que no haya algo más que eso para mi vida. Porque estamos hablando de un proceso natural, que pasa por nosotras, del cual somos agentes, pero que no nos da la identidad ni el desarrollo personal. Hay más. Y aunque yo aun no tengo hijos, esto de estar en la casa, haciendo casi nada más que escribir este blog, me da tiempo para pensar que no quiero ser la señora que tiene las guaguas, las cría y después cuando estos ya son adultos y se van, no tiene una vida propia.  

Pero la realidad de hoy (la unica que existe) es que tengo TODO el tiempo del mundo libre. SI, soy dueña de casa pero hasta por ahi no mas, porque tampoco tengo que hacer las tareas domésticas. "Disfruta" me dicen, pero me cuesta, pienso y pienso en como hacer cada cosa una historia. Asi que ya vendran mas capitulos de como vivo esta etapa "Yo no trabajo (o soy mantenida)