sábado, 18 de septiembre de 2010

Despegando

Llega un momento en la vida de cada persona , en el cual la capacidad de elegir un camino y las herramientas para transitarlo con éxito son tan visibles y están tan alcance de su mano, que sólo basta con la decisión que tome.

Es en ese punto, cuando  la vida nos muestra con claridad, los sueños que tenemos, los que podríamos tener, que sí es posible alcanzarlos y más aún, nos da las pistas sobre la manera de llegar a ellos.  
Estoy segura que a todos nos toca este momento..y no sólo uno, sino que muchos así.

Hablo desde mi vida, mis creencias y sobre todo, desde mis propias experiencias. No doy nada por sentado.  Pero me gustaría que lo que yo creo y siento que es lindo, fuera para todos igual.

Todos tienen una historia: unos padres, abuelos y mucha gente anterior.. Hermanos, casa, mascotas, compañeros de colegio y universidad, amigos de la vida.. Cada persona fue “criada” (o creada) por otras personas, bajo ciertos patrones del conjunto familiar y de influencia social cercana. El asunto es que mucho de lo que tenemos no es totalmente “nuestro”, sino que se ha ido adosando a nosotros, y no muchas veces nos queda muy bien.

Probablemente gran parte de nuestros miedos y todo aquello que nos impide ser más libres y felices, viene desde el exterior. Y no es la culpa de nadie. Quizás la vida misma lo quiere así. Ya saben. No hay negro sin blanco, ni luz sin oscuridad…. Puede ser que necesitemos de todo esto para ser totalmente nosotros mismos en nuestra máxima y más bella expresión. Yo creo que es así.

Han pasado 3 años desde que me canse de los vicios de mi propio comportamiento y personalidad (menos mal!)  Sentí que era necesario hacer algo. Sabía que no estaba condenada a más inseguridad, ni penas, ni mucho menos al miedo o el dolor.

No me siento cómoda diciendo que quería “cambiar”. Con eso se me viene altiro a la cabeza esa frasecita que me carga “la gente no cambia”, y los cultores de esta frase la entontan como pareciendo que no hubiera esperanza. .Y  estoy de acuerdo con eso. Un ser no cambia. Un ser siempre es el que es, en lo más profundo.  Pero esa esencia es el estado mejor que él puede alcanzar de sí mismo. Y siempre estará ahí disponible , para acceder a él, a pesar de todo embate de la vida.

Hoy después de un largo trabajo personal, realizado con mucha conciencia y por sobre todo voluntad, me encuentro en un gran momento de amor, felicidad, armonía y confianza. Prueba de eso, es que me atrevo a escribir mis cosas para quien quiera leerlas, en este blog.