sábado, 5 de febrero de 2011

¿Y dónde andaba la Dani?

Es un miércoles de enero, camino por una costanera de esas adornadas por palmeras, tipo Miami. Los números verdes del  termómetro-reloj-digital junto al semáforo,  se alternan entre 19:11 y 21°. El cielo está crepusculado, de ese color que tanto me gusta entre rojo, naranjo y azul casi violeta. Hacia el este, mientras más cerca de los pequeños montes, ya está casi negro anochecido.  Por la calle pasan pocos autos, muchos de ellos traen al conductor por la derecha. También pasan junto a mí, personas trotando y muchas parejas de cabeza blanca caminando de la mano, en mangas cortas;  otros paseando a sus perros con correa. Extraño a los perros libres y vagabundos.

La vereda de enfrente esta enfilada por edificios muy altos, con letreros fluorescentes en el techo con nombres como “Aloha”. Edificios grandes, llenos de departamentos residenciales como panales de abeja, pero donde la gente esta cómoda y no apretada como en las viviendas sociales de mi país. Son condominios de playa, para veraneo, frente al mar y con piscinas incrustadas en sus selvitas privadas. Entre los edificios se distinguen bares de nombres Ingleses e Irlandeses, con sus pizarras promocionando “drinks” y “fish & chips”,  y con más que menos personas sentadas en las mesitas que dan a la calle. Por mi lado los bares y chiringuitos están cerrados, muertos, oliendo a nostalgia. Porque estoy en Europa y enero, en Europa es invierno.  Espero que alguno de los que me lee se esté preguntando dónde estoy. Eso sería bueno, porque ese lector sorprendido, no me conoce, es un nuevo lector. Ya que mis habituales  saben que desde principio de diciembre el viaje me trajo desde Italia hasta un pueblito andaluz llamado “Arroyo de la Miel”,  en  Benalmádena, el cual es parte, a su vez, de la Costa del Sol , en Málaga.
Y para continuar la genealogía, digo que estoy en Andalucía, Sur de España, el que se dice uno de los sectores menos prósperos de la península, porque las lucas están en Barcelona, donde se habla más catalán que español y quieren ser una región independiente, “en plan” otro país.  Por Barcelona  pase antes de venir acá y alcancé a ver algo de sus calles, la Sagrada Familia por fuera (porque en el camino me había gastado los 10 euros de la entrada en una chaqueta de inspector gadget en los super saldos de MNG),  la Rambla (y no la Rampla como yo pensaba) , la playa donde Shakira patinó como “loca loca loca loca” y también anduve en el rico tren que te lleva hacia las localidades montañesas, en donde visite a mi padre, y  celebramos su cumpleaños al calor de la chimena 2 dias seguidos, en Seva.
Pero seguimos hacia el  Sur, para desembarcar en Málaga, la cuidad donde nacieron Picasso, David Bisbal y Antonio Banderas , y donde actualmente el viejo rico Pellegrini dirige al equipo de futbol.  Es la capital de la provincia de su mismo nombre y a las orillas del Mediterráneo que la baña, se extiende la famosa Costa del Sol. Si se avanza hacia el sur se encuentran (entre otros) los pueblos de Torremolinos, Benalmadena, Fuengirola y Marbella. todos con sus respectivas playas.  Para mi, Málaga es como lo que resultaría de mezclar el “plan” de Valparaíso y toda Viña del Mar.

En esta parte de España, la influencia Árabe se ve y se respira en cada calle, en sus  construcciones blancas y de formas redondeadas, con mucha tendencia a la cúpula, el mosaico, los arcos y los azulejos. La gente habla cantadito, como casi en todos los sures de los países.
Benalmádena, que es donde nos quedamos por dos meses,  está   quince minutos al sur de Málaga. En este pueblo de calles angostas que suben desde la playa hacia pequeñas montañas cercanas, he empezado a creer que sí es posible llegar a viejito  con tu pareja (o con pareja) y salir a caminar de la mano a la orilla del mar, o por las calles con bastoncitos de trekking. La cantidad de jubilados Ingleses, Irlandeses y Alemanes, que se han avecindado acá en busca del buen clima que no tuvieron en su vida, es grande y los ves pasando a tu lado recordándote que la vejez no es siempre sinónimo de penurias y enfermedad.
A parte de hoteles y playa con chiringuitos, hay harto comercio, muchas  tiendas, sobre todo de chinos, done venden desde calcetines hasta dados para juegos sexuales (de esos con distintas posturas en cada cara). También hay muchos bares, con mesitas afuera donde la gente empieza a empinar el codo a eso de las 11 am. El aperitivo en España es algo que no se perdona, son re -buenos para tomar y qué decir para fumar, demasiado para mi gusto.  Lo bueno es que desde el 2 de enero de este año, esta prohibido fumar en el interior de cualquier lugar publico. Dicen que la venta de puchos a la fecha se ha reducido en un 35%.
En  Benalmádena hay una Biblioteca pública estupenda, siempre llena de estudiantes y personas que quizás solo pasan a leer el periódico o alguna revista. Un buen panorama es tomar un libro, sacarlo y bajar a la playa que está a unos cinco minutos caminando, no sin antes pasar (casi obligadamente) por el que es, para mí, el espacio más lindo de este pueblo: El parque de la Paloma. Un área verde de 200.000 metros cuadrados, con un lago artificial en el centro lleno de flamencos, patos y peces que se pueden ver porque el agua esta limpiecita. Hay varias clases de árboles,  un par de piletas y lo mejor de todo: conejos sueltos saltando a la orden del día, de todos los colores y tamaños. También sueltas andan las gallinas, gallinetas, pavos reales y por supuesto, las palomas, los que a mi personalmente no me interesan mucho..Pero los conejos.. aahh los conejos! Si  he pasado un buen par de horas tratando de tocar a alguno, poseída por esos  ataques de ternura y nervios que me provocan los animales que me gustan, corriendo incluso detrás de ellos. Solo he conseguido pasar mi mano levemente por la espalda de uno, y con mucho esfuerzo y paciencia. Mi amiga la ridícula Val, dijo que me iban a cortar la cabeza, como en Alicia en el País de las Maravillas…. quizás sea esta la explicación de unas grandes cabezas huecas que hay en el suelo, como esculpidas en bronce.  



En esta época del año, no hay mucha vida en el pueblo. Cuando salgo a la calle a medio dia, siempre tengo la sensación de que es mas temprano, poruqe falta movimiento, uno compara con su lugar de origen; y como el sol sale por el mar, también la luz hace que mi percepción del horario. En momentos como este me doy cuenta que aun sigo en la ruta, que esto es una parada de la cual en dos días más nos levantaremos para seguir el viaje. En momentos asi, que uno se da cuenta que aun no está en casa, es cuando se puede sentir el poder del camino, recordar el lugar de donde viene y sentir la total diferencia que hay entre esto y aquello. Ahí el alma hace un movimiento que la agranda, la ensancha y guarda el recuerdo para siempre.