miércoles, 24 de octubre de 2012

TORI AMOS EN LA PHILHARMONIE DE BERLIN

A Tori Amos la empecé a seguir por allá en el 97 y sacando temas de los discos Little Earthquakes, Boys for Pele, Under the Pink, From The Choirgirl Hotel y The Beekeeper, armé mi repertorio favorito. En el 2007 salió un disco doble, que me regalaron pirateado, el que nunca logré digerir totalmente. Siempre quise más, siempre quise verla en mi país, pero me bastaba con que tenía.
Y como dicen que mientras más se busca menos se encuentra y que el que espera desespera, tres meses atrás un Berlin todavía acalorado me sorprendió con una de sus simplezas que me encantan:


Esta vez no solo la forma, sino el contendio del A4 como recién salido de la impresora, me emocionó tanto, que hubiera sido capaz de abrazar al vendedor de Currywurst más cercano.
Llegó el 15 de octubre. El tiempo, por su puesto, no tardó en pasar como lo imaginaba. Igual que el verano Berlinés. Con las manos y las orejas heladas, la provinciana esperanza de que cantara canciones conocidas y que, por favor, no se hubiera vuelto por dentro como se está viendo útlimamente por fuera. (cirugia fallida?) iba, finalmente, encontrarme con Tori Amos. La Tori, para los amigos.
Es comun que, cuando envejecen, algunos artistas bajen sus intensidades, en todo sentido. Sabemos que la maquina cambia, se cansa, e inpajaritablemente, envejece. Pero hay quienes se pasan un poco de la raya. Bueno, tambien hay entender que no todos son los Rolling Stones. Ademas, cuando empiezan con esta cosa de la orquesta aocmpaniando, empieza a oler un poco a gladiolo. Pero yo iba esperanzada, emocionada a mi primer recital en Berlin. 
El lugar era la Philharmonie, una teatro para hacer sonar música clásica, encubierto en una caparazón amarilla, que lo hace parecer un gimnasio comunitario de algun barrio popular de América Latina. Un armazón de formas semi triangulares como de lata. Tantas veces pasé por ahi sin saber que era. Como tantos otros lugares. "Que lugar más feo" pensé al cruzar la ultima luz verde, sin ampelman.
Casi en la puerta de entrada, apago mi cigarro y una chica con violin al hombro se me cruza para meterse por una entrada lateral. “Nos vemos luego, hoy toco con Tori Amos”, imaginé se había despedido de sus amigos un rato atrás.
No puedo negar la emoción y espectación casi infantiles que sentí al entrar en ese espacio grande, blanco y exquisitamente iluminado, que ya no parecía otra cosa más que un real teatro.
Tantas mujeres como hombres, tantos canosos como los aun sin canas se encaminaban a sus ubicaciones, mientras otros entraban en calor en alguno de los bares. 
Después de unas cuantas escaleras casi hacia lo más alto, encontré mi lugar. Desde ahí tenía una vista panorámica; ahora la forma exterior del recinto cobraba más sentido. Lámparas blancas colgando sobre el escenario, graderias escalinadas y sostenidas por las formas triangulares, contenian un ambiente cálido, en gran parte hecho de madera, que me gritaba "ajá! con que era fea??"
Mientras Los Beatles teloneaban desde el más allá, algunos leían un libro y yo practicaba mi hobby concertístico de buscar caras conocidas. Al mismo pensaba, quizá desde mis prejuicios, que los gritos, coreos o pedidos de bis, no ocurrirían esta noche. Ni hablar del lanzamiento de objetos al escenario.
7:57, los musicos ya estan instalados. Se apagan las luces, se vuelven a encender. La Metropole Orquestra de pie se deja aplaudir fuerte.
Otra vez oscuridad y los privilegiados mas cercanos al escenario, empiezan a romper mis prejuicios gritando y poniendose de pie. Ahí viene la Tori, la viernon antes que yo y que muchos. El público comienza a levantarse poco a poco, como en una ola conforme en cuanto la ven, hasta que todos aplaudimos y gritamos de pie frente a su pequena figura enfundada en seda: una pierna naranja y la otra beige. Cabeza en llamas sueltas y lentes de marco negro tipo intelectual. La Tori saluda como el papa, hincada casi besando el suelo.
Sentada entre un teclado y un piano, con las piernas abiertas mirando hacia el de cola, con esa actitud que en otro siglo no estaba permitida ni a caballo.
Con los acordes profundos, los golpes fuertes y abismantes de la orquesta, comienza el despliegue de fuerza femenina que viene de la fragilidad, de heridas antiguas y de esa dulzura que no necesita mantener las piernas cruzadas para seguir siendo dulce.
“I am fucked up” se le sale cuando, al parecer, teclea mal en el comienzo de “Silent all these years”, Despues vendrían mis esperadas conocidas “Baker Baker”, “Cloud on my mouth”, “Winter”, "Hey Jupiter”. Es que claro, “Golden Dust”, no es un álbum de temas nuevos, sino que una recopilacion elegida para celebrar 20 sus años de carrera.
Después de media hora de "intermedio" (como diría mi abuela), que en mi ignorancia pensé era el fin y casi grito “no nos vamos ni ca..” , Tori vuelve a tomar el púlpito, esta vez con falda larga- -purpura-tornasol, y continúa con el que creo ha sido el recital que me ha tirado mas hacia mis adentros. “Mr Zebra”, “Leather”, “Jackie´s Strength”, y una versión de “Precious Things” que con la orquesta llevaron a un nivel de tal intensidad, haciendo a una que otra chiquilla querer hacer pasar lágrimas por resfriado. 
En el bis, una corta y empalagosa versión de “So long. Farewell” la típica triste de la Novicia Rebelde; “siempre soñé cantar esta canción en un lugar como este..si quieren pueden acompañarme en aleman..jijiji“ dijo con un tono irónicamente infantil. 


Dos horas de concierto, casi mil manos picando después de más de un minuto de ovación de pie y una rosa roja volando hacia el escenario(sí, hubo lanzamiento de objetos) para una voz que no necesita cirugías: potente, sutíl pero aún dramática, aunque contenida por esa atmósfera de solemnidad que crea el sonido clásico. Sin desgarros ni provocaciones al piano, esta vez la escena se dibujó más hacia el interior, quizá mas profundo y espacioso debido al surco del tiempo.
Ojalá este haya sido solo un ejercicio clásico, como un vals de bodas de plata, y a lo mejor, en un par de años, otra vez sin buscarlo, me la vuelva a encontrar en su mas puro formato desgarrador.

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